miércoles, 18 de mayo de 2011

Etapa 4: Coimbra - Albergaria-a-Velha

ETAPA 4: COIMBRA - ALBERGHARIA-A-VELHA

El mejor hotel del pueblo

Si la llegada a Coimbra fue un parto largo y tortuoso, la salida se resolvió en un suspiro.

Nos quedó la pena de que no pudimos realmente conocer nada de esta bella ciudad. Bordeamos el hermoso río Mondego y antes de darnos cuenta la ciudad universitaria ya había quedado atrás.
La primera parte de esta etapa no tuvo mucho atractivo y nos tocó circular por más caminos asfaltados de lo que nos hubiera gustado. No obstante hacia la mitad de la etapa empezamos ya a disfrutar nuevamente de los bellos paisajes.
La excepción del asfalto fue un tramo largo en donde el Camino se mete en un bosque de eucaliptos con varias bifurcaciones, todas de tierra y muy lodosas por la lluvia caída la noche anterior, en donde para variar, nos volvimos a perder. Sin embargo, la compañía del bosque fue muy estimulante.

El mejor momento de la jornada vino con el cruce del río Marnel por un precioso y sinuoso puente de piedra que tiene basamentos romanos y hechuras medievales.
Con el sol ya haciendo de las suyas, llegamos a nuestro destino, Albergharia-a-Velha, que resultó ser una población bastante pequeña, con poca infraestructura, pero cuyos habitantes no conocían dónde estaba el hotel que habíamos reservado para esa noche.

Tanto averiguar pudimos enterarnos que el hotel que habíamos reservado, quedaba a 8 km. de la población, lo cual implicaba regresarnos esa distancia pues habíamos pasado ya por ese lugar. Cuando uno llega al final y sobretodo con el agotamiento de la búsqueda del hotel, lo último que uno quiere es seguir pedaleando, peor aún en el solazo que hacía en ese momento.
Decidimos quedarnos en el único y, por lo tanto, el mejor hotel que tenía Albergaria-a-Velha. Este se llamaba Bodegas Alameda, una mezcla de taberna, casa de comida, ferretería y posada, al que uno entraba por el bar. El dueño estaba en ese momento detrás del bar atendiendo a los parroquianos con diferente bebidas espirituosas. Después de una larga espera, nos llevó un par de puertas más adelante en la calle donde estaba la pensión, en una casa más bien antigua, con instalaciones de otra época, pero bien mantenida y la cual la encontramos limpia y suficiente para nuestras necesidades de simplemente descansar la noche. No todos los cuartos tenían baño privado, pero generosamente el Pinche y el Gringo decidieron compartir sus destinos esa noche.

El restaurante era un lugar oscuro y profundo, lleno de inmensos barriles de vino en la parte de atrás de la taberna. Comimos la comida típica del lugar, incluyendo pulpo, bacalao y otras bellezas, a todo lo cual acompañamos con un vino extraído en ese momento de uno de los barriles, que estuvo delicioso.

Al terminar la cena, nos prendieron una mini televisión en la que pudimos ver el triunfo del Oporto sobre Braga en la final de la copa Europa. Decidimos tomar unos orujos hechos en casa en honor del club Oporto, a cuya ciudad estaremos llegando el día de mañana.

Haciendo crujir los viejos pisos entablados de las escaleras y de los largos pasillos para llegar a nuestros aposentos nos retiramos a descansar.

Estadísticas del día:

Distancia: 69,4 kms
Tiempo de pedaleo: 5h:35m
Velocidad media: 12,4 km/h
Ascenso del día: 750 mts.

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