sábado, 21 de mayo de 2011

Etapa 7: Barcelos - Valença do Minho



ETAPA 7: BARCELOS - VALENÇA DO MINHO

Nuestro último día en Portugal

Al salir del hotel, parecería que estuvimos con un poco de pereza para emprender esta nueva etapa. ¿Qué sería lo que nos pasó?
Entramos a la provincia de Minho, la más norteña de Portugal. Este es nuestro último día en Portugal. No obstante que sabíamos de las difíciles pendientes que había que superar, queríamos cuidar que esta jornada no haga otra cosa que reforzar nuestras crecientes simpatías por este bello país, su idioma, su gente, su música, sus paisajes, su historia. Y así fue.

Para entusiasmar nuestros ánimos tuvimos un inesperado encuentro con Santiago.
El paisaje se vuelve más verde y más abrupto. También más bello. Luego de coronar el Alto de Portela y el Alto de Albergaría, las dos primeras cumbres difíciles de esta etapa, desembocamos en una preciosa arboleda que bordea por un largo tramo al río Lima por donde llegamos finalmente a Ponte de Lima. Sin duda, la entrada más bonita a una ciudad hasta el momento en el Camino Portugués.
Ponte de Lima, es una hermosa pequeña ciudad que debe su nombre a un puente de piedra sobre el río Lima construido en la época del emperador Augusto. Aunque no toda la fabulosa obra de ingeniería civil que ahora vemos es de aquella época, el puente tiene 24 arcos con unas curiosas bases en forma de barca que se supone que fue terminado en el siglo XIV. El malecón es lleno de gente, muy bullicioso, con gran colorido, gente haciendo aeróbicos en la orilla del río, otra haciendo spinning en la mitad del puente (aunque no lo crean).
El hermoso malecón de la ciudad tiene una serie de esculturas que son verdaderas piezas de arte, con diferentes motivos costumbristas y épicos. Con esta hermosa vista al río, al puente y a las esculturas, los demás bicigrinos tuvieron que esperar pacientemente a Paco quien, poco antes de llegar a la población, se dio cuenta que había olvidado sus gafas peluconas en la última cafetería donde habíamos parado para la hidrataçao respectiva, así que se regresó unos 5 kilómetros a buscarlas, nuevamente con éxito, el muy lechón.
Adelante nuestro teníamos la subida más compleja del Camino. Una que los expertos advertían a los ciclistas acerca de la imposibilidad física de pasar. Al llegar a Arco, al pie de esta subida, Verito volvió a aterrizar. Una amable vecina (otro ángel del Camino) salió en nuestra ayuda con toda clase de insumos para primeros auxilios. Inmediatamente decidimos salvar el tramo difícil para bicis y optamos por un desvío de carretero que a todos nos dejó más tranquilos.

A poco uno de los bicigrinos se encontró con la desagradable sorpresa de que el puente sobre un riachuelo se encontraba destruido. El maravilloso silencio del camino se interrumpió bruscamente por un grito desesperado que decía: Veroooooooooo! que los demás bicigrinos escucharon desde lejos. La cámara registró el difícil momento.
Luego de perdernos un poco en el camino, llegamos al Alto da Portela Grande que es el techo de esta peregrinación y que se encuentra a 400 metros de altura y de allí nos enfilamos hacia Rubiaes, a poco de lo cual en un importante nudo de carreteras nos encontramos con el Santuario de San Bento, cuya edificación es del siglo XVII.
Al final de la etapa llegamos a Valenca do Minho, una reliquia de las fortificaciones militares del siglo XVII que conserva intacta la ciudad antigua intramuros y todas las murallas de la ciudadela. Fue fundada en épocas romanas, repoblada y amurallada por reyes portugueses, destruída en las luchas castellano-portuguesas en 1212 y vuelta a construir en 1384. Se ingresa por las Puertas del Sol, las mismas por las que entraron las tropas napoleónicas en 1807. Pudimos ver la inscripción del año 1276 en la fachada de la iglesia Santa María dos Anjos.
Y así recorrimos toda esta milenaria ciudad, absortos además por la habilidad artesanal de quienes elaboran una amplia variedad de productos como manteles, toallas, ropa bordada, aparte de los típicos productos turísticos de cualquier localidad. En este maravilloso entorno lleno de historia, dentro de la ciudad amurallada, encontramos un magnífico restaurant que nos ofreció una deliciosa cena, incluyendo los oportos blancos y vinos de la región, con los cuales se multiplicaron los brindis por este extraordinario país que nos había impresionado tanto.

Algunos nos hemos venido ya a descansar para empezar mañana la parte española de nuestro recorrido.

Estadísticas del día:

Distancia: 69,48 kms.
Tiempo de pedaleo: 6h:05m
Velocidad media: 11,4 kms./h
Ascenso: 1.256 mts.

No hay comentarios:

Publicar un comentario