jueves, 26 de mayo de 2011

Un cierre no apto para cardíacos





Un cierre no apto para cardíacos

Las emociones del día anterior estaban todavía frescas y hoy nos correspondía cerrar con broche de oro nuestra peregrinación. Hoy asistíamos oficialmente a la Misa del Peregrino, con el Pinche que ya se nos volvió a unir, en la monumental Catedral de Santiago de Compostela.

La Catedral estuvo repleta en el momento que todos llegamos. El corazón latía fuertemente por el profundo significado de lo que hoy habría de ocurrir. Pietro, elegante y nervioso ya estaba en el atrio del templo y todos los demás nos tratamos de colocar en sitios estratégicos para no perdernos ni un detalle nosotros mismos y para que las cámaras recojan mejor los instantes claves.

La solemnidad de la misa es algo digno de destacarse. Una monja nos hizo repasar las canciones en latín que se habrían de entonar durante la misa y anunció que unos peregrinos ecuatorianos, unos militares españoles que regresaban de Afganistán y una comunidad de Valencia, estaría participando en la misa.

La misa fue concelebrada con 6 sacerdotes provenientes de varios lugares incluyendo un italiano, un canadiense y un lituano. Los militares españoles hicieron una brillante alocución dando gracias a Dios por haberles permitido regresar sanos y salvos de su misión y pidiendo por el alma de los soldados caídos. Los de la comunidad de Valencia hicieron una de las plegarias más hermosas y emotivas quer uno haya podido escuchar.

La solemne misa transcurría llena de símbolos, ceremonias y recogimiento.

Y llegó el momento de la comunión. Pietro pasó al lado del altar y para sorpresa de algunos de los peregrinos de Ecuador, empezó a entonar con una voz que retumbaba en la silenciosa pero atestada catedral, la canción ecuatoriana escrita por el Hermano Miguel "Oh, buen Jesús, yo creo firmemente........". Desbordados por la emoción y sin poder contener las lágrimas nos acercamos a comulgar, con tanta fe, con tanta gratitud, con tanta paz. Después de una breve pausa, el Ave María de Schubert llenó de belleza y devoción hasta el espacio más pequeño de la inmensa Catedral. Qué profundo e inolvidable momento!




Luego de terminada la Eucaristía, el gigante y tradicional incensario de la Catedral de Santiago de Compostela fue puesto en funcionamiento, lo cual ocurre muy rara vez. Un grupo de monjes llamados tiraboleiros empezaron a dar movimiento al botafumeiro (incensario de 120 libras de peso que cuelga del tumbado más alto de la Catedral, delante del altar), en una ceremonia única, llena de espectacularidad.


Al final de la misa sellamos con un nuevo abrazo esa hermandad, ese vínculo que se forma al amparo de la imagen del queridísimo Apóstol Santiago, a quien a estas alturas del partido, tal parecería que ya es nuestro amigo, como que uno lo hubiera conocido desde siempre.

Los inminentes viajes de regreso de cada uno de nosotros impidió que prolonguemos el estar juntos una vez más. Nos despedimos con un nudo atravesado en la garganta y algunos de nosotros cargando un par de libros denominados "Camino de Santiago del Norte, para peregrinos de a pie y en bicicleta" y "Camino del Norte, Ruta Jacobea de Irún a Santiago de Compostela". Una vez terminado el Camino Francés en 2009, el Camino Portugués en 2011, ¿porqué no el más bello y difícil, elCamino del Norte, en el 201x?

















































Agradecemos inmensamente a nuestras familias y a todas las personas que nos acompañaron en esta nueva peregrinación. Los tuvimos a todos en nuestras oraciones a lo largo de este largo y difícil Camino. Después de todo, éso es lo mejor que les podíamos ofrecer por el inmenso cariño que les tenemos.

Para:

Lorena, Michela y Antonio Giacometti
Cecilia, Francisco Javier y Verónica, Gabi, Juan Francisco, Joaquín y Valentina Páez
Andrea y Juan Fernando Román
Robert y Michelle Varela
Marilú, Priscila, Michael y Emily Wells

Con todo amor, de:

Verónica Barahona
Pietro Giacometti
Francisco Páez
Fernando Román
Roberto Varela
Mark Wells

miércoles, 25 de mayo de 2011

Etapa 11: Mazaricos - Muxía

ETAPA 11: MAZARICOS - MUXÍA

Llegamos!

Razones de orden logístico que tuvieron que ver con el regreso desde Muxía a Santiago de Compostela, que se encuentra a unos 120 km. de distancia, nos obligó a cambiar los planes originales para el día de hoy. Nuestro recorrido era Mazaricos - Fisterre - Muxía, pero tuvimos que suprimir el paso por Fisterre para poder llegar a una hora razonable a Muxía, donde ya teníamos contratado el transporte de regreso a Santiago, tanto para las bicicletas como para los ciclistas.

Salimos con la ilusión de que este era el día de la culminación de nuestros esfuerzos.

Teniendo que llegar a las orillas del mar donde se encuentra Muxía, teníamos también el estímulo sicológico de que el terreno habría de ser relativamente plano, seguramente con algunas ondulaciones normales y luego bajada constante para llegar al destino final.

El estímulo sicológico se convirtió bien pronto en una frustración física, porque nuestras ya molidas piernas tuvieron que enfrentar nuevos ascensos con pendientes inesperadas. De pronto se pone uno a pensar: ¿porqué estoy haciendo ésto? ¿porqué tanto esfuerzo y sacrificio? La respuesta va a la esencia misma de nuestra peregrinación. Eso es, precisamente, lo que ofrecemos al Apóstol. Es la razón de ser de porqué hemos venido de tan lejos a hacer lo que estamos haciendo. La reflexión ayuda al espíritu, aunque eso las piernas no lo entiendan.

El principal aliciente siguió siendo el bellísimo paraje galicio adornado de tanto colorido, pequeñas fincas ganaderas, pueblitos fantasmas cuyas calles desiertas destacaban más la arquitectura campesina propia de estas comarcas y, para desgracia de Pietro, el familiar olor de los callejones, senderos y caminos por donde hace seguramente pocas horas debieron haber pasado muchas vacas y ovejas dejando recuerditos para los peregrinos.


A mitad de camino, una prolongada subida sobre tierra muy desigual y pedregosa obligó a algunos a poner lo mejor de sus esfuerzos para poder culminar la cuesta y a otros a desembarcarse de la bicicleta por cortos o largos tramos. A continuación, un descenso más pedregoso y más inclinado aún, puso en riesgo el desgastado físico de todos.

Al llegar a Dumbria, Paco, nuevamente, tenía una novedad. Su más preciado tesoro, el GPS Garmin, no estaba más en la bicicleta pues se había caído seguramente en el abrupto e irregular descenso que habíamos terminado. Faltaban apenas unos 25 kms. para llegar a Muxía! Era como que en la puerta del horno se quemaba el pan. Paco decidió regresarse a buscarlo y pidió que el resto continuara el viaje. Obviamente, era como buscar una aguja en un pajar. Mientras tanto, el resto de bicigrinos esperó en un pueblito cercano, en cuyo único y destartalado bar hicieron un poco de tiempo hasta ver si se encontraba el dispositivo. Llegó un peregrino quien relató que se había cruzado en el camino con un ciclista que a pie buscaba su GPS. De pronto, un mensaje milagroso llegó a los celulares: el GPS apareció! Junto al desconocido peregrino todos celebramos el suertudo acontecimiento. Verónica pensó que esto era obra de San Antonio con cuya imagen se había encontrado en el pequeño bar. Paco nos habría de sostener más tarde que no fue San Antonio, sino el propio apóstol Santiago quien habría sido el causante del hallazgo. Nos quedaremos para siempre con la duda.

Poco a poco nos fuimos ya encontrando con espectaculares vistas del Océano Atlántico.

No obstante la vecindad del mar, sin embargo, las cuestas continuaban. Finalmente, llegamos a la bellísima población de Muxía
e inmediatamente nos dirigimos al Santuario de Nuestra Señora de la Barca que, para variar, se erige en la cima de un empinado peñasco.


Sin que sepamos cómo es que nuestras piernas pudieron lograrlo, llegamos al milenario Santuario que fue testigo de un nuevo y final abrazo de los bicigrinos quienes a través de matorrales y espinos pudieron llegar con dificultad, a pie, al lugar más alto donde una cruz llena de significado estético y espiritual fue depositaria de las últimas plegarias, de los agradecimientos y también de las piedritas que eran portadoras de las esperanzas y las intenciones de las personas que se quedaron en Quito y que las confiaron en manos de los bicigrinos.

Descendimos de regreso a la población de Muxía, donde su comida típica, los albariños respectivos y los orujos de rigor, fueron el premio a nuestro agotamiento y el acompañante a nuestra indescriptible alegría.

Dos taxis transportaron a las bicicletas y a los bicigrinos que, a lo largo de todo el trayecto, continuaron su merecida celebración como les consta a los choferes españoles que no podían creer el sentido del humor, la algarabía y la sed que les tocó presenciar hasta que llegamos de regreso, otra vez, a Santiago de Compostela.




ESTADÍSTICAS DEL DÍA:

Distancia: 42,6 kms.
Tiempo de pedaleo: 3h:30m
Velocidad media: 12,1 kms./h
Ascenso del día: 724 mts.

ESTADÍSTICAS TOTALES

Distancia: 731 kms.
Tiempo de pedaleo: 58h: 16m
Velocidad media: 12,5 kms./h
Ascenso total: 10.679 mts

martes, 24 de mayo de 2011

Etapa 10: Santiago de Compostela - Mazaricos


ETAPA 10: SANTIAGO DE COMPOSTELA - MAZARICOS

La bella Galicia

Una perezosa salida de Santiago dio fe de nuestro cansancio anímico y físico. Afortunadamente, un cielo parcialmente nublado nos acompañó en las primeras horas de una jornada que resultó mucho más difícil que lo originalmente esperado, empezando porque un nuevo ángel del camino, al llegar al final de una larga, tortuosa y empinadísima calle empedrada nos indicó que lamentaba decirnos que teníamos que regresarnos al pie mismo de esta endemoniada subida, porque nos habíamos equivocado de camino!

Los mapas y descripciones del Camino a Fisterra y Muxía con los que contábamos, no tenían el detalle de los desniveles del trayecto y, por lo tanto, no éramos concientes de la cantidad de ascenso que nos esperaba.

A estas alturas de nuestra peregrinación se presentan ya los primeros signos de agotamiento general. El cuerpo, sencillamente, ya no responde con la misma fortaleza y un dolor o molestia muscular de las piernas son ya una constante.

El Pinche ya no nos acompañó a esta escapada al final de la tierra y extrañamos su sentido del humor y su compañía. Ya no había quién se caiga de la bicicleta, ni que tenga un pinchazo, o que sufra algún otro daño mecánico.

Nuevamente, la inclemencia del sol fue una ingrata y permanente compañera de esta etapa. Hay pocas cosas que puedan disminuir tanto la capacidad física de un deportista!

Esto no obstó para que podamos admirar un bellísimo paisaje de Galicia.


El verdor de sus campos, sus suaves colinas, tapizadas de prados y montes de pinos y eucaliptos alternan con pequeños valles ocupados por numerosas viviendas rurales y, por supuesto, los infaltables hórreos.


Luego, con la compañía de robles y castaños a la vera del camino, nos topamos con maravillosos parajes ondulados llenos de potreros fértiles y ganado vacuno que son el eje productivo de esta comarca. En este bello entorno es espectacular encontrarse con el tono azul que aporta el gigante embalse de Frevenza.

Esta imagen fue motivo de alta preocupación para todos. Cuando una escena como esta se presentaba, todos teníamos que parar para preguntarle a Paco qué es lo que en esta oportunidad se le había perdido. Tuvimos que tomar la foto para demostrarle que la cabeza sí la llevaba encima. En esta oportunidad, lo único que se le había perdido era el Camino.
El grupo se ha ido uniendo a lo largo de los días y cada vez hay más camaradería y confianza. Es posible y deseable que este sea el único trasfondo en situaciones como las recogidas por la cámara.


Llegamos a Mazaricos, nuestro destino del día de hoy, sencillamente extenuados. Luego de asearnos y cambiarnos, y mientras Nadal jugaba un magistral partido de tenis, estuvimos decidiendo a dónde nos íbamos a comer. No todos participaron en tan importante discusión.

Un pulpo con almejas y luego una ternera atenuaron nuestros sufrimientos y compensaron al menos parcialmente el desgaste físico del día.

ESTADISTICAS DEL DÍA:

Distancia: 51,6 km
Tiempo de pedaleo: 4h 26 m
Velocidad media: 11,7 km/h
Ascenso del día: 1.085 mts.

lunes, 23 de mayo de 2011

Etapa 9: Caldas de Reis - Santiago de Compostela




ETAPA 9: CALDAS DE REIS - SANTIAGO DE COMPOSTELA


La meta cumplida

La emoción es muy grande cuando sabemos que apenas en 42 km estaremos en Santiago.

Sin embargo, también estamos claros que se trata de una etapa compleja por la cantidad de ascenso que hay que realizar.
Luego de una primera cuesta, atravesamos uno de los más bellos parajes de Galicia, con el rumor del río Valga a un lado y dentro de un bosque espeso que brindaba sombra, verdor y misterio.

Poco antes de llegar a Padrón, tuvimos el ultimo problema mecánico. Se le rompió la cadena, adivinen a quién? Sí, por supuesto, tenía que ser al Pinche que seguramente estaba imprimiendo demasiada potencia a sus piernas. Como se puede observar, bajo la estricta supervisión técnica del Flaco, su equipo mecánico arregló prontamente el problema.

Padrón es el origen de toda la mitología jacobea. Es aquí, en un pedrón, donde habría sido amarrada la nave en que fue traído el apóstol por sus discípulos luego de su decapitación ordenada por Herodes Agripa en el año 42. Pero no encontramos que la ciudad respondía a nuestras expectativas.
Allí paramos en procura de reabastecimiento antes de emprender con las duras cuestas que nos deparaba el camino.

Han sido 9 días de esfuerzo, fatigas e ilusiones. Sentíamos que la recompensa estaba cerca. Los dolores musculares, los lastimados, las montañas que nos hicieron pedir perdón, el sol abrasador, las angustias de sentir a veces que ya no se llega y hasta los perros ladrándonos al paso, se olvidaron como por encanto cuando llegamos al monte Argo desde cuya cima alcanzamos a divisar las torres de la catedral compostelana.

A diferencia del Camino Francés, la llegada a Santiago es al final de una dura cuesta que ya a esas alturas de las emociones nuestras piernas no sintieron, pues entramos raudamente a la ciudad para confundirnos en un solo abrazo cuando llegamos a la Catedral.

Allí nos esperaba la familia del Gringo que no cabía de gozo de verlo llegar.
Luego de las celebraciones de rigor, empezamos a preparar nuestro espíritu para afrontar las duras jornadas que aún nos esperan hasta llegar al "final de la tierra".


Estadísticas del día:

Distancia: 43,6 km.
Tiempo de pedaleo: 3h 58m
Velocidad media: 11 km/h
Ascenso del día: 580 mts.

domingo, 22 de mayo de 2011

Etapa 8: Valenca do Minho - Caldas de Reis




ETAPA 8: VALENÇA DO MINHO - CALDAS DE REIS

Adiós, Portugal!

Amanecimos con el recuerdo de la velada de anoche en este excelente restaurante en la ciudad amurallada donde nos despedimos de este gran país que es Portugal. Su gente, su comida, sus paisajes, su historia, su música y, por supuesto, sus vinos, son ya un recuerdo imborrable en nuestras mentes.


Esta mañana cruzamos el puente internacional que limita España y Portugal con una mezcla de sentimientos por la nostalgia de dejar Portugal y la alegría de entrar a la madre patria.

Valença do Minho en el lado portugués y Tui en el español son dos pequeñas pero imponentes ciudades, llenas de historia y monumentos, que se miran frente a frente, como enemigos seculares que se vigilan mutuamente.

Nos llamó la atención que ya entrados en España, hayamos podido contrastar favorablemente para Portugal, la abundancia y oportuna ubicación de las flechas amarillas que guían al peregrino a través de ese enjambre de senderos, caminos y carreteros que uno atraviesa. Gran trabajo de los portugueses. Tarea pendiente para los españoles en este Camino (nos consta que no es así en el Camino Francés).

Ni bien entrados a Galicia, empezamos a ver unas construcciones arcaicas hechas de madera y asentadas en cuatro pilares, que se denominan hórreos y que están destinadas a guardar el grano, sobretodo el maíz, de manera que éste quede aislado de la humedad.

Mientras esperábamos parados en O Porrino que alguno descubra un café para alimentarnos antes de continuar, el Pinche perdió el equilibrio y cayó pesadamente (otra vez!) en la vereda.

Su peso, combinado con el de la bici y las alforjas, no dejó huella alguna en la estructura urbana de la población, pero la rodilla del Pinche sufrió una rasmelladura de consideración. Tuvimos que ir más adelante a Redondela, una población más grande y mejor provista de servicios, para que le brinden primeros auxilios en un centro de salud y evitar una posible infección. Luego del parche de rigor el paciente salió como con turbo nuevo y no dejó la punta del pelotón hasta llegar al destino final.

Luego de algunos tramos de pura naturaleza gallega llegamos a Pontevedra, la bellísima capital del Camino Portugués, donde se distingue la iglesia barroca de la Virgen Peregrina, patrona del Camino Portugués, situada en la plaza del mismo nombre, y en donde depositamos nuestras existencias en las primeras sillas que aparecieron en una calle adjunta, a la entrada de una cafetería.

Estuvimos absolutamente extenuados y con dudas acerca de nuestra capacidad física para recorrer 24 kms adicionales a los 60 km que ya habíamos recorrido. Las siguientes imágenes dan fe del estado en que llegamos a Pontevedra con la excepción, claro está, de la fotógrafa que trató de maquillar sus achaques con una sonrisa. Nos tomamos un tiempo para descansar algo y comer, y seguimos el peregrinaje.








Por razones de reservaciones de hoteles, esta etapa tuvo que estructurarse larga y sabíamos además que los ascensos iban a ser importantes. Sin embargo, los orujos de la despedida de Portugal nos hizo salir más tarde de lo planificado y seguramente nos habrá afectado el rendimiento también.


Así que entre la salida tarde, el cambio de horario en España (1 hora más), el sol que fue especialmente despiadado con estos cristianos, y el agotamiento acumulado que ya se empieza a sentir, terminamos llegando a nuestro destino pasadas las 8 pm.

Al final del recorrido empezaron a asomar los mojones del Camino de Santiago que van indicando com mucha precisión el número de metros que faltan para llegar a Santiago (sí, metros, no kilómetros), lo cual inyectó una alta dosis de adrenalina en nuestros organismos al darnos cuenta que estamos tan cerca de nuestra ansiada meta. Los últimos kilómetros no pedaleábamos, volábamos.

No hay duda que el Pinche tenía razón para ponerse a bailar cuando, en un cruce del Camino con la carretera N-550, nos encontramos con un letrero que nos anticipaba que estábamos ya cerca de la meta.
Que maravilla! Mañana estaremos ya en Santiago!!

Estadísticas del día:

Distancia: 83,4 km
Tiempo de pedaleo: 7h 02m
Velocidad media: 11,9 km/h
Ascenso del día: 960 mt.