miércoles, 25 de mayo de 2011

Etapa 11: Mazaricos - Muxía

ETAPA 11: MAZARICOS - MUXÍA

Llegamos!

Razones de orden logístico que tuvieron que ver con el regreso desde Muxía a Santiago de Compostela, que se encuentra a unos 120 km. de distancia, nos obligó a cambiar los planes originales para el día de hoy. Nuestro recorrido era Mazaricos - Fisterre - Muxía, pero tuvimos que suprimir el paso por Fisterre para poder llegar a una hora razonable a Muxía, donde ya teníamos contratado el transporte de regreso a Santiago, tanto para las bicicletas como para los ciclistas.

Salimos con la ilusión de que este era el día de la culminación de nuestros esfuerzos.

Teniendo que llegar a las orillas del mar donde se encuentra Muxía, teníamos también el estímulo sicológico de que el terreno habría de ser relativamente plano, seguramente con algunas ondulaciones normales y luego bajada constante para llegar al destino final.

El estímulo sicológico se convirtió bien pronto en una frustración física, porque nuestras ya molidas piernas tuvieron que enfrentar nuevos ascensos con pendientes inesperadas. De pronto se pone uno a pensar: ¿porqué estoy haciendo ésto? ¿porqué tanto esfuerzo y sacrificio? La respuesta va a la esencia misma de nuestra peregrinación. Eso es, precisamente, lo que ofrecemos al Apóstol. Es la razón de ser de porqué hemos venido de tan lejos a hacer lo que estamos haciendo. La reflexión ayuda al espíritu, aunque eso las piernas no lo entiendan.

El principal aliciente siguió siendo el bellísimo paraje galicio adornado de tanto colorido, pequeñas fincas ganaderas, pueblitos fantasmas cuyas calles desiertas destacaban más la arquitectura campesina propia de estas comarcas y, para desgracia de Pietro, el familiar olor de los callejones, senderos y caminos por donde hace seguramente pocas horas debieron haber pasado muchas vacas y ovejas dejando recuerditos para los peregrinos.


A mitad de camino, una prolongada subida sobre tierra muy desigual y pedregosa obligó a algunos a poner lo mejor de sus esfuerzos para poder culminar la cuesta y a otros a desembarcarse de la bicicleta por cortos o largos tramos. A continuación, un descenso más pedregoso y más inclinado aún, puso en riesgo el desgastado físico de todos.

Al llegar a Dumbria, Paco, nuevamente, tenía una novedad. Su más preciado tesoro, el GPS Garmin, no estaba más en la bicicleta pues se había caído seguramente en el abrupto e irregular descenso que habíamos terminado. Faltaban apenas unos 25 kms. para llegar a Muxía! Era como que en la puerta del horno se quemaba el pan. Paco decidió regresarse a buscarlo y pidió que el resto continuara el viaje. Obviamente, era como buscar una aguja en un pajar. Mientras tanto, el resto de bicigrinos esperó en un pueblito cercano, en cuyo único y destartalado bar hicieron un poco de tiempo hasta ver si se encontraba el dispositivo. Llegó un peregrino quien relató que se había cruzado en el camino con un ciclista que a pie buscaba su GPS. De pronto, un mensaje milagroso llegó a los celulares: el GPS apareció! Junto al desconocido peregrino todos celebramos el suertudo acontecimiento. Verónica pensó que esto era obra de San Antonio con cuya imagen se había encontrado en el pequeño bar. Paco nos habría de sostener más tarde que no fue San Antonio, sino el propio apóstol Santiago quien habría sido el causante del hallazgo. Nos quedaremos para siempre con la duda.

Poco a poco nos fuimos ya encontrando con espectaculares vistas del Océano Atlántico.

No obstante la vecindad del mar, sin embargo, las cuestas continuaban. Finalmente, llegamos a la bellísima población de Muxía
e inmediatamente nos dirigimos al Santuario de Nuestra Señora de la Barca que, para variar, se erige en la cima de un empinado peñasco.


Sin que sepamos cómo es que nuestras piernas pudieron lograrlo, llegamos al milenario Santuario que fue testigo de un nuevo y final abrazo de los bicigrinos quienes a través de matorrales y espinos pudieron llegar con dificultad, a pie, al lugar más alto donde una cruz llena de significado estético y espiritual fue depositaria de las últimas plegarias, de los agradecimientos y también de las piedritas que eran portadoras de las esperanzas y las intenciones de las personas que se quedaron en Quito y que las confiaron en manos de los bicigrinos.

Descendimos de regreso a la población de Muxía, donde su comida típica, los albariños respectivos y los orujos de rigor, fueron el premio a nuestro agotamiento y el acompañante a nuestra indescriptible alegría.

Dos taxis transportaron a las bicicletas y a los bicigrinos que, a lo largo de todo el trayecto, continuaron su merecida celebración como les consta a los choferes españoles que no podían creer el sentido del humor, la algarabía y la sed que les tocó presenciar hasta que llegamos de regreso, otra vez, a Santiago de Compostela.




ESTADÍSTICAS DEL DÍA:

Distancia: 42,6 kms.
Tiempo de pedaleo: 3h:30m
Velocidad media: 12,1 kms./h
Ascenso del día: 724 mts.

ESTADÍSTICAS TOTALES

Distancia: 731 kms.
Tiempo de pedaleo: 58h: 16m
Velocidad media: 12,5 kms./h
Ascenso total: 10.679 mts

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